PINTURA AL PLATO

Las fantasías gastronómicas de Edurne Esponda

PINTURA AL PLATO

 

Una de las características del arte actual es la práctica transdiciplinaria. El artista posmoderno recurre a toda clase de experimentaciones técnicas y formales para hacer confluir las llamadas “artes visuales” con disciplinas tan diversas como la física, la química, la biología, la ingeniería, la anatomía, la genética, el deporte, y, sobre todo en los últimos tiempos, la gastronomía. El movimiento gastronómico en el mundo cada vez más sofisticado y reconocido, alcanzando niveles inimaginables. La cocina de autor es considerada un arte en sí, valga recordar la polémica inclusión del celebérrimo chef catalán Ferran Adriá en la pasada edición de Documenta, el evento de arte más importante del mundo que se celebra cada 5 años en Kassel, Alemania. ¿Un cocinero participando en las filas del arte contemporáneo más destacado?

 

A pesas de los reclamos de algunos artistas y curadores cuya solemnidad los aferra al mundo de las ideas y desprecian el poder de la imaginación, en la era de la transdisciplina la creación artística no tiene límites ni condición alguna. Las cocinas de los chefs famosos se han convertido en laboratorios equiparables a los estudios de los artistas donde la experimentación técnica y formal de las obras va aunada a la búsqueda sensorial y estética. No en vano en la jerga artística se habla de "cocina plástica" para referirse a los procesos técnicos que lleva a cabo el pintor en la elaboración de sus obras. Además del deleite degustativo, los indescriptibles platillos de estos celebrity chefs conjugan la armonía de los colores, formas, luces y texturas que hacen pensar en una bella pintura.

 

El arte y la comida se han engarzado en las creaciones multivariadas de artistas como Daniel  Spoerri, creador del Eat Art, o el conceptualista Rirkrit Tiravanjia quien cocina y ofrece sus guisos al público durante sus acciones que son un claro ejemplo del "arte relacional", término acuñado por el filósofo francés Nicolas Bourriaud para referirse a los procesos interactivos en el arte contemporáneo que propician la participación del observador convirtiéndolo en parte del acto creativo. Imbuidos en un espíritu lúdico de gran frescura, con el deseo de entreverar la creación pictórica y el arte culinario, Edurne Esponda junto con los chefs Alberto Ituarte, Bruno Oteiza, Mikel Alonso del Biko, Pedro Eguia y José Luis Uribe del restaurant Xaak, se han unido para crear una obra relacional a partir del proceso de fusión.

 

Edurde Esponda ha desarrollado paralelamente el quehacer pictórico y el diseño de modas. En su exposición anterior en la  Casa Lamm - Código propio, 2004- incursionó en el mestizaje de sus dos oficios en una serie de pinturas que incorporaban a su lenguaje abstracto referencias al universo de la moda como los patrones para la elaboración de prendas y alusiones a las tallas o códigos de barras. Ahora ha elegido la gastronomía como medio de inspiración para pintar la fusión de su ser intrínseco: una pintora gourmet que ama, se deleita y admira la buena cocina, especialmente la vasca y la oaxaqueña que lleva en su sangre.

 

Hija de padre oaxaqueño y madre mexicana de padres vascos, Eduarne ha abrevado de las fuentes de estas dos culturas de poderosa raigambre que confluyen en su tradición familiar entre San Sebastián y Oaxaca. En un diálogo festivo y ajeno a toda solemnidad, los chefs y la artista intercambian sus experiencias sensoriales y orquestan una acción pictórico-gastronómica que busca despertar todos los sentidos más allá del goce visual y gustativo. El proceso de su creación -la cocina y la pintura- ha quedado registrado en un video que se presenta en la muestra.

 

En su lenguaje no figurativo. Edurne evoca los sabores, sensaciones, formas y colores de las creaciones gastronómicas y las traduce en guiños poéticos de una manera muy libre y desenfadada, sin ninguna intención de representación literal. Los trazos sueltos y gestuales de sí forma anterior han cedido paso a las composiciones más cercanas a las formas geométricas que retoma de las exquisitas creaciones culinarias. Los platillos de estos chefs son decorados con tal esmero que al llegar a la mesa el comensal se encuentra frente a pequeñas piezas escultóricas cuidadosamente compuestas por la sutil combinación de elementos que sorprenden al paladar y deleitan a la vista. Así, en las pinturas de Edurne aparecen hasta los círculos que aluden al misterioso proceso de "esferificación" de los alimentos; las marchas perfectamente trazadas con espátula que adornan los platos, y la elección de colores que hace eco a ciertos ingredientes culinarios que han quedado  registrados en la memoria de los artistas como los rojos profundos de  la  remolacha o los insondables cafés de los Chipirones, el chocolate y el mole.

 

Siguiendo su interés en trabajar sobre los soportes no tradicionales - en su exposición anterior presentó pinturas sobre lámparas, tapices y cajas de puros- Edurne diseño una serie de platos realizados en Oaxaca por el ceramista Claudio Jerónimo López y los intervino con trazos geométricos plasmados al óleo.

 

Con ellos construye un montaje alusivo a la mesa donde los comensales disfrutan y comparten la experiencia culinaria. Y como en toda buena mesa no puede faltar la presencia del vino. Edurne complementa sus fantasías gastronómicas con una serie de monotipos en los que predomina el color rojo intenso. Los viñedos Chateau Fonchereau en Francia han sido motivo de la inspiración para su creación.

 

La afortunada alianza de pintura y gastronomía en el trabajo reciente de Edurne Esponda ha dado como resultado una obra fresca, divertida, ajena a cualquier atisbo de solemnidad, logrando el objetivo de su autora: "Crear un efecto lúdico, irreverente, sorpresivo y afectivo".

 

Germaine Gómez Haro

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